domingo, 4 de abril de 2010

La población mundial: el gran problema del siglo XXI


Desde la revolución industrial vivimos en un proceso de expansión demográfica, debido a los adelantos en materia sanitaria, que ha mejorado los estándares de vida sobre todo en el mundo desarrollado, lo que ha incidido en que ellos disminuyeran sus fuertes tasas de crecimiento debido a que la disminución de la mortalidad (y el consiguiente aumento de la esperanza de vida) se asoció a una natalidad cada vez más baja, debido a patrones culturales del capitalismo neoliberal, cada vez más exigente, que hicieron de la opción de tener hijos algo poco rentable. Esto ocurre por ejemplo en Japón, o en los países del viejo mundo, donde la tasa de reemplazo (1 nacido por cada muerto) es incluso menor que 1, disminuyendo en estos avanzados países la población, y con ello un injente de mano de obra que sustentaría las arcas fiscales para mantener a los viejos mediante la seguridad social.

La falta de población en los países que están desarrollados, o que se encaminan fuertemente a ello, como Chile, es un grave problema que han revertido en parte con los incentivos económicos a madres para que tengas hijos, pensando que estos ciudadaos en su futuro laboral los hará mantenedores de la población cada vez más vieja. Como así también han suplido la falta de población con la traída emigrantes de países pobres, que teniendo un comportamiento demográfico más dinámico, aporta con muchas personas e hijos a las envejecidas poblaciones.

Es el caso de inmigrantes latinoamericanos y marroquíes en España, los turcos en Alemania e Inglaterra, los hispanos en EE.UU., etc. Auque no es una política firme, se hace vista gorda del ingreso de inmigrantes. Y es que estos inmigrantes no reciben todas los beneficios políticos y sociales propios de un ciudadano, pero les convierte en mano de obra barata, algo necesario para las necesidades de estas naciones.

Mientras que la contraparte de los problemas poblacionales con los que deberá lidiar la humanidad es la sobrepoblación de los países del tercer mundo, cuya activísima natalidad contrasta con una cada vez más baja mortalidad. ¿Por qué?, esto se debe a que las naciones industrializadas imperialistas del siglo XIX, que fueron las tutoras del actual tercer mundo, llevaron allí toda la tecnología sanitaria que permitía mejorar la salubridad de estas infestadas naciones (llenas de plagas, virus, mosquitos, etc.), para sobrellevar sus negocios con tranquilidad, y no temer pandemias o enfermedades mortales, haciendo que en la práctica la gente viviese más años y no muriese tan tempranamente. Situación que sin embargo no se articuló con la baja de la natalidad, pues por más que se implementen políticas de control de nacimientos, el peso de estas sociedades tradicionales hace que el control de hijos sea en la práctica nulo, pues son ellos símbolo de abundancia y de cuidado de los viejos. Teniendo además un valor comercial, ya que constituyen mano de obra en el trabajo del campo, recordando que las naciones tercermundistas son eminentemente rurales.

Sacando cuentas, el más grave problema sin duda es la sobrepoblación de los países del tercer mundo, que tienen serios problemas para mantener en niveles alimenticios, sanitarios y de orden social calmos a estos pueblos, debido a que los gobeirnos son incapaces de generar un "Estado del bienestar", es decir, un mínimo de condiciones de vida, debido a que deben de atender a millones de personas, y simplemente no dan a vasto.

Sólo China ha sido un éxito en este ámbito, pues teniendo 1/6 de la población mundial y un país de economía mayormente agrícola, debe si o si controlar la población para no generar hambrunas en su población. Sin el control China tendría 300 millones más de personas. por ello el gobierno comunista ha debido tener mano firme en estas cuestiones, alcanzando el nada despreciable logro de otorgar el mínimo de calorías diarias (2.400 calorías) a 1/6 de la población.


Definitivamente el exceso de población hace que los países atrasados lo sigan siendo, debiendose partir de esta base y de un mejoramiento cualitativo y cuantitativo de cuanto elemento pueda interferir en el desarrollo de las naciones, más aún un Desarrollo sostenible, tan necesario en el contaminado mundo en que vivimos.

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