miércoles, 31 de marzo de 2010
Fragmentación del Amazonas
La selva del Amazonas es el principal pulmón verde de la tierra. Su cuenca de 7.000.000 de kilómetros cuadrados alberga al río Amazonas y sus tributarios, conteniendo una biomasa inmensa, con una exquisita biodiversidad donde cada especie vegetal y animal se enriquece en su relación con las demás.
Por ejemplo, los árboles necesitan que aves e insectos las polinicen, y sus hojas caídas forman una cobertura de sotobosque que alberga a comunidades de pequeños insectos, arácnidos, hongos y musgos, donde todo está relacionado con todo y por ello la alteración en un elemento tan determinante como la fragmentación (que deriva en un cambio en la biodiversidad y en el clima) afecta la estabilidad y las relaciones tróficas que se dan allí.
Pero la acción humana está interviniendo de tal manera en esta selva a través de actividades como la construcción de carreteras, cultivo de la soya, tala de árboles, actividad ganadera, etc., que están generando verdaderas “cuñas” en la selva, que están fragmentando este enorme sistema de biomasa, alterando con ello la biodiversidad, pues en vez de constituir un solo gran ecosistema interconectado e interdependiente, se divide, impidiendo la conexión biológica entre los diferentes actores vegetales y animales.
Pero mayor responsabilidad en el proceso de fragmentación la generan las carreteras, que ocupando un espacio de unos 10 metros de asfalto, tienen a cada lado unos 20 a 30 metros de sitio deforestado, que recluye infaliblemente la selva en secciones, facilitando la irrupción de actividades humanas, aumentando los riesgos por contaminación o por incendios forestales.
Con esto, habría árboles que ya no serían polinizados, animales que ya no encontrarían alimento o especies que ya no pueden migrar más allá de la parcela en la cual han quedado recluidas. Y aún más, las carreteras o cortes antrópicos en la selva están haciendo ingresar aires cálidos al interior de la selva, alterando las condiciones en las cuáles por años han vivido estos árboles, acabando con su vitalidad y rebajando su altura. Entonces la biomasa del Amazonas disminuye y con ello su capacidad de renovar el CO2. Todo debido a que esta selva es una verdadera bóveda de humedad y calor que se esconde bajo sus copas, condición que estaría siendo alterada por la fragmentación, que actuaría como verdaderas puñaladas en este ecosistema.
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