¿Por qué cambiamos la hora?, muchas veces lo hacemos mecánicamente sin preguntarnos el trasfondo.
La respuesta la da el movimiento de la tierra, la cual no sólo rota en sí misma en 24 horas, sino que también se traslada alrededor del sol en 365 días y cambia su eje, desviando la cara que más se expone al sol, dando origen a las estaciones.
El pasado 22 de marzo se produjo el equinoccio de otoño para el hemisferio sur, es decir, cuando la tierra está perfectamente equilibrada, y los rayos caen sobre la línea ecuatorial en 90º, mientras que en Santiago, ubicado en los 34º de latitud, los rayos solares caían con el mismo ángulo.
Y es que la tierra comienza a inclinarse hacia el hemisferio sur, generando cambios climáticos propios del otoño e invierno, como lluvias, bajas temperaturas, y abundante nubosidad. Por ende, en el hemisferio norte, ya en primavera, la radiación solar es más intensa y dura más tiempo en el día, lo que es llamado fotoperíodo, es decir, la cantidad de tiempo expuesto a la luz solar, mientras que en Chile, tenemos cada vez un fotoperíodo más reducido.
Como las actividades comerciales, industriales y de todo tipo comienzan temprano por la mañana, se decide atrasar el horario en una hora, la cuál puede ser consultada en http://www.horaoficial.cl/.
¿Pero desde cuando y pro qué regulamos esto?
Todo nació desde la convención del meridiano en 1884, donde el ingeniero Sandford Fleming propuso la división y ordenamiento horario de la tierra, considerando que como una esfera perfecta en términos de coordenadas (360º) que podrían dividirse las 24 horas del día cada 15 grados, para agilizar el comercio y el ordenamiento de las comunicaciones. Lo que sería llamado el UTC (tiempo universal controlado), cuyo eje central y hora cero sería ubicado en el observatorio de Greenwich, una pequeña localidad en los suburbios de Londres.
Obviamente cada hora fue delimitada de acuerdo a los confines del país, así por ejemplo Chile posee un solo horario (oficialmente el -4, es decir, 4 horas menos que Greenwich), y otros como estados Unidos poseen 4 horarios debido a su extensión. Mientras que Rusia posee 11 husos horarios desde el mar Báltico al océano Pacífico.
En Chile, después de una gran sequía en el gobierno de Frei Montalva, se decidió controlar el horario de invierno, cambiando nuestro huso el segundo sábado de marzo, de -4 a -5, disminuyendo así el gasto eléctrico ya sea por iluminación, maquinarias, transportes, etc. Y volver al uso -4 el segundo sábado de octubre.
Esta tradición, sin embargo fue variada después del pasado terremoto, debiendo ejecutarse este sábado 3 de abril, a las 00:00, debiéndose volver a las 23:00.
Aunque puede perturbar el reloj biológico y las costumbres, es útil para ahorrar energía y maximizar el uso de nuestros recursos.
La respuesta la da el movimiento de la tierra, la cual no sólo rota en sí misma en 24 horas, sino que también se traslada alrededor del sol en 365 días y cambia su eje, desviando la cara que más se expone al sol, dando origen a las estaciones.
El pasado 22 de marzo se produjo el equinoccio de otoño para el hemisferio sur, es decir, cuando la tierra está perfectamente equilibrada, y los rayos caen sobre la línea ecuatorial en 90º, mientras que en Santiago, ubicado en los 34º de latitud, los rayos solares caían con el mismo ángulo.
Y es que la tierra comienza a inclinarse hacia el hemisferio sur, generando cambios climáticos propios del otoño e invierno, como lluvias, bajas temperaturas, y abundante nubosidad. Por ende, en el hemisferio norte, ya en primavera, la radiación solar es más intensa y dura más tiempo en el día, lo que es llamado fotoperíodo, es decir, la cantidad de tiempo expuesto a la luz solar, mientras que en Chile, tenemos cada vez un fotoperíodo más reducido.
Como las actividades comerciales, industriales y de todo tipo comienzan temprano por la mañana, se decide atrasar el horario en una hora, la cuál puede ser consultada en http://www.horaoficial.cl/.
¿Pero desde cuando y pro qué regulamos esto?
Todo nació desde la convención del meridiano en 1884, donde el ingeniero Sandford Fleming propuso la división y ordenamiento horario de la tierra, considerando que como una esfera perfecta en términos de coordenadas (360º) que podrían dividirse las 24 horas del día cada 15 grados, para agilizar el comercio y el ordenamiento de las comunicaciones. Lo que sería llamado el UTC (tiempo universal controlado), cuyo eje central y hora cero sería ubicado en el observatorio de Greenwich, una pequeña localidad en los suburbios de Londres.
Obviamente cada hora fue delimitada de acuerdo a los confines del país, así por ejemplo Chile posee un solo horario (oficialmente el -4, es decir, 4 horas menos que Greenwich), y otros como estados Unidos poseen 4 horarios debido a su extensión. Mientras que Rusia posee 11 husos horarios desde el mar Báltico al océano Pacífico.
En Chile, después de una gran sequía en el gobierno de Frei Montalva, se decidió controlar el horario de invierno, cambiando nuestro huso el segundo sábado de marzo, de -4 a -5, disminuyendo así el gasto eléctrico ya sea por iluminación, maquinarias, transportes, etc. Y volver al uso -4 el segundo sábado de octubre.
Esta tradición, sin embargo fue variada después del pasado terremoto, debiendo ejecutarse este sábado 3 de abril, a las 00:00, debiéndose volver a las 23:00.
Aunque puede perturbar el reloj biológico y las costumbres, es útil para ahorrar energía y maximizar el uso de nuestros recursos.
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