Aclaración: en la presente nota pretendo mostrar la opinión de quiénes niegan el calentamiento global antropogénico, en contraposición a la ya conocida y aceptada tesis de calentamiento global. Queriendo llamar la atención sobre la divulgación de información científica que muchas veces se cega ante una opción. En este caso este es un problema complejo, y ni siquiera el autor de esta columna ha determinado a quien creer.
“Las tendencias recientes de enfriamiento y calentamiento se encuentran dentro de la oscilación normal (…) Algunos científicos han interpretado como cambios inducidos por el hombre en la temperatura atmosférica hechos que, en realidad, son producidos por variaciones en el balance de la radiación terrestre”. Arthur & Alan Strahler, Geografía Física (3ª edición) página 384, Omega: Barcelona 2006.
Quizás el común de la gente no esté asociada con esta relevante controversia geográfica, que podría cambiar drásticamente la forma en que enfrentamos el problema del calentamiento global.
La opinión, en general, condena como un hereje a aquel que no acepte como verdadera la visión de que el calentamiento global sería provocado por la emisión de gases de invernadero por el propio hombre, haciendo que la capa de ozono se adelgace y se eleven las temperaturas, las cuáles podrían acabar incluso con la vida en la tierra en un escenario futuro apocalíptico.
Sin embargo, existen argumentos científicos de peso que refutan completamente esta idea, y la presentan como un proceso normal en el desarrollo atmosférico de la tierra. Pues el hombre es incapaz de generar tan oscuro panorama en el planeta. De hecho hay razones políticas que inyectan a través de la TV, los diarios, los libros y el internet, la idea unívoca de que el calentamiento global que proviene desde la revolución industrial es causado por el hombre y los contaminantes atmosféricos. Aunque sin certeza tal más que los argumentos científicos, hay quienes dicen que los países más avanzados (EE.UU, Europa, Japón, etc.) no desean que los países más pobres se desarrollen, ya que el desarrollarse implica mudar una economía extractiva y primitiva, por otra industrial, que emite por supuesto, gases como el CO2.
“Desde 1880 hasta 1940, cuando el consumo de combustible fósil fue creciendo rápidamente, la temperatura media también lo hizo igual. Como si respondiese a un incremento de CO2. Después de 1940, sin embargo declinó, a pesar del alza del consumo de fuel”. Arthur & Alan Strahler, Geografía Física (3ª edición) página 90, Omega: Barcelona 2006.
Parece difícil creerlo, pero muchas veces tenemos que reprocesar la información que nos llega a través de los medios de comunicación, los cuáles en ocasiones mienten para servir a intereses de segundos o terceros.
Ya hace tiempo circula un extenso, pero desconocido reportaje que resume estas intrigas y fundamentos contrarios al calentamiento global antropogénico. Su nombre es “La gran estafa del calentamiento global”, el cuál puede ser visto y descargado gratuitamente de Google Video. Su link es:
http://video.google.com/videoplay?docid=-424859622073138055#Pero trataré de añadir otros argumentos, basándome en las apreciaciones del libro Geografía Física Arthur & Alan Strahler.
En primer lugar hay que tener una visión del reloj de vida de la tierra, llamado el tiempo geológico, que transcurre muy lentamente y que para el ojo humano es muy difícil valorar los cambios que ocurren en él. Las montañas nacen lentamente del ascenso de la corteza, los ríos poco a poco crean su cuenca, las temperaturas varían en ciclos, aumentando o disminuyendo…
El universo tiene una edad de 15.000 millones de años, y la tierra tiene una edad aproximada de 4.500 millones de años. Por lo tanto lo que ha ocurrido en apenas 200 años en términos de cambio de temperatura no significan casi nada para la tierra, y que los alarmistas que dicen que el aumento de décimas de grados Celsius de aquí al futuro, están claramente sobrevalorando la lentitud de los procesos que ocurren en la tierra.
La tierra por su naturaleza cambiante posee cambios en sus temperaturas en forma cíclica, estableciéndose las siguientes razones de sus ciclos:
Estadio atlántico (desde hace -8.000 hasta -5.000 años), caracterizado por un óptimo para el desarrollo biótico con temperaturas 2,5º más altas.
Estadio subboreal (entre los -5.000 y los -2.000 años), el mar se elevó hasta los niveles actuales y los glaciares avanzaron un poco.
Época cálida (entre el año 1.000 y 1.200 de nuestra era cristiana).
Pequeña edad del hielo (entre 1.480 y 1.850). Expandiéndose los glaciares y eliminando bosques.
Por lo tanto, las temperaturas han subido y bajado en repetidas ocasiones, originando fenómenos como las glaciaciones, es decir, una baja sustancial de la temperatura que cubre las tierras altas de hielo, baja el nivel de los mares y baja la temperatura, pero, a saber, en la historia geológica de la tierra han existido al menos ¡20 o 30 glaciaciones!. De hecho las glaciaciones son un fenómeno aún desconocido, ¿por qué razón la temperatura ha oscilado en tiempos pretéritos, cuando el hombre aún no instalaba sus chimeneas emitiendo CO2?.
Las glaciaciones han sido ciclos de enfriamiento y calentamiento recurrentes, a través de muchos millones de años. La verdad es que atribuir al hombre y a la emisión de CO2 el aumento de la temperatura en los últimos tiempos carece de fundamento. Las causas que se arguyen para explicar estos ciclos térmicos son:
Actividad volcánica: La tierra jamás ha sido un planeta tranquilo. Si hoy en día nos asustamos por las erupciones o terremotos debemos pensar que la tierra ha sido un cuerpo cambiante, y en ocasiones, las condiciones para la vida han sido apocalípticas. La ceniza volcánica fina se eleva hasta los niveles más altos de la atmósfera, en la estratosfera, donde son capaces de impedir el ingreso de la radiación solar, enfriando así la temperatura terrestre, pero sólo por períodos de años cortos, geológicamente hablando.
Por ejemplo, en 1883 estalló el volcán Krakatoa en Indonesia, y mediciones posteriores encontraron que la radiación solar había disminuido un 20%.
Cambios en los ciclos astronómicos: La tierra posee múltiples movimientos que originan cambios en el clima, por ejemplo, la sucesión de estaciones se realiza porque la tierra se inclina hacia el norte y el sur en el período de un año, llegando a inclinarse hasta los 23 ½ grados de latitud, que coinciden con los trópicos. Este comportamiento también fue estudiado para explicar las glaciaciones, pues al parecer, la tierra no sería un cuerpo que mantiene sus movimientos en forma perenne, sino que varía levemente, así la inclinación habría variado entre los 22 y 24 grados.
Pero además de este movimiento la tierra posee una órbita alrededor del sol en forma elíptica (forma de huevo), teniendo un punto del año en que se encuentra más cerca del sol, llamado perihelio (en el solsticio de verano para el hemisferio sur), y el afelio (en el solsticio de invierno para el hemisferio sur). También, la alteración de este movimiento provocaría cambios climáticos.
Polvo estelar: También se ha argumentado que el movimiento del sistema solar a través de la galaxia lo haría toparse con fino polvo estelar, que se interpondría entre el sol y la tierra, disminuyendo la temperatura en algunos ciclos de su historia.
Ciclos de manchas solares: El sol, como cuerpo estelar en constante proceso de fusión nuclear, genera muchísima energía, la cual se aceleraría cada 11 años, cuando ciertas manchas en el sol revelarían una aceleración de los procesos nucleares y por ende una variación en la temperatura terrestre.
En fin, este campo es aún poco fructífero, pero nos puede aportar razones de sobra para no creer que la emisión de CO2 es la causante del último calentamiento global, el cuál es un proceso cíclico completamente normal de la tierra, acaecido por las causas recién vistas.
La curva de MilankovitchEste científico propuso en 1938 que la insolación solar se comporta en forma de ciclos, determinados por razones astronómicas como el cambio en movimientos, traslación, eje de la tierra, etc. Así, la insolación aumentaría y disminuiría en ciclos de 80.000 a 90.000 años, los que coincidirían con las variaciones glaciales.
Esto fue estudiado gracias a la datación por C14 de microorganismos, que lógicamente proliferarían cuando el ciclo de insolación aumentara la temperatura, también gracias a la datación de los niveles del mar, que disminuirían cuando el ciclo hiciera más fría a la tierra, como así también se estudiaron los isótopos de oxígeno (O18), que son componentes del hielo al momento de congelarse, los cuáles, estudiados en los glaciales disminuían cuando las temperaturas eran altas, existiendo una relación inversamente proporcional entre la presencia de O18 y temperatura.
Este modelo de curva de Milankovitch es profusamente por científicos relacionados con el clima y el calentamiento global, los cuáles han probado con contundencia que los cambios de temperatura no son solamente algo antropogénico. Incluso, retoques posteriores a este modelo hechos por Fourier distinguieron períodos o ciclos de 78 a 181 años, y la curva desde hace 800 años es la misma que con normalidad se comporta hasta hoy.
A modo de conclusión, puedo establecer que no debemos fanatizar ciertas posturas científicas que tienen más ribetes de propaganda que de una advertencia seria. A quién creerle más: ¿a Arthur y Alan Strahler, connotados geógrafos que han formado generaciones y generaciones, o a Al Gore, que busca una pantalla política con una impronta de “Capitán Planeta”. Sin lugar a dudas hay intereses por parte de la comunidad científica para mantener este problema y así tener trabajo permanente, pues todos los gobiernos no escatiman gastos a la hora de financiar proyectos del estudio del calentamiento global. Es como si un médico le dijera a su paciente que ciertos síntomas que siendo inocuos para salud, le estarían provocando cáncer, cuando no es así, siendo que el remedio que le da son sólo aspirinas, y le obliga ir a control recurrentemente y tomarse muchos exámenes en laboratorios de médicos amigos.
En fin, creo que hay que tomar el tema con cuidado, tampoco se trata de instalar millones de calderas para contaminar libremente, sino que debemos esperar a que la ciencia establezca razones más contundentes para enfrentar esta disyuntiva y no engañar al público general con panfletos falsos.